jueves, 2 de junio de 2011

La rosa en el puño

Ávido lector de sensaciones, abres con este gesto una ventana y puerta a un mundo que quizá desconozcas. Una ventana para que te asomes, una puerta para que traspases.
 
Déjate llevar por el relato y descubrirás en él un arco iris de amor y de dolor, de sufrimiento y esperanza, de posibilidades e impotencia, todo un espectro de colores que matizan y adornan la vida de cada uno de nosotros.

No te sorprendas pues no vas a leer cuentos de hadas y duendes sino una realidad en primera persona, unas vidas quizá en exceso semejantes a la tuya propia, tanto que sentirás la intriga por cada escena, personaje y situación lo mismo que si fueras tú quien la estuviera viviendo. Sabrás así del precio que a algunos se les exige por vivir, de lo agradable que puede llegar a ser vibrar por una intensa emoción, de lo efímero o duradero que puede ser un cariño compartido, del dolor de la pérdida...

De ahí que, arriesgando a definir en estilo y situación este relato lo podríamos tildar de novela costumbrista escrita a la forma y modo de la Antigua Roma: intriga política, infidelidades, amores escondidos, lucha en el “Circo de la vida”, alianzas y venganzas, situaciones de enredo simulado…
 

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